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Arboles muertos y mucha tinta

Mi hijo es una bestia

Mi hijo es una bestia

EL HIJO DE TARZAN (The son of Tarzan, 1915)

Autor: Edgar Rice Burroughs
Serie: Tarzán nº 4
Edita: Gustavo Gili, Barcelona, 1964

Han pasado diez años del final de la tercer novela. Tarzan y Jane ya son una pareja respetabilísima de la aristocracia británica y su hijo Jack es un adolescente fascinado con la selva, aunque no sabe del origen de su viejo. Pero parece que la sangre tira nomás. De hecho, en esta novela las teorías del darwinismo científico, teoría popular en ese tiempo y que subyacía en todas las novelas anteriores, está mucho más en la superficie del texto. Así, el joven lord Greystoke tiene una afinidad con la selva, fruto de la herencia paterna, aparentemente. Y por supuesto, también es un ejemplar superior de hombre, más fuerte, ágil e inteligente que el promedio, como correspondería a un lord inglés. Bueno, por algo era una teoría que los aristócratas apoyaban públicamente.
Las cosas hubieran sin embargo seguido su curso natural si no hubieran aparecido dos viejos conocidos de la familia Greystoke: Paulvitch, la mano derecha del fallecido Rokoff, que había quedado abandonado en Africa al finalizar la historia anterior (y que por supuesto quería venganza) y Akut, el gorila mano derecha de Tarzan, ahora convertido en estrella de circo que, al igual que El Oso de Moris, quiere volver a su selva. La aparición de ambos va a hacer que jack termine (por obra y gracia de esas coincidencias y mala suerte que siempre aparece en Burroughs) convertido en un salvaje medio mono igual que papá conocido por los monos como Korak (traducción: "el Matador")
Y es que Korak es una bestia de cuidado, que espachurra gente con una parsimonia y salvajismo increíble. O sea no es que Tarzán no tuviera muchos ecrúpulos para despachar algún enemigo en medio del combate, pero el hijo no tiene el menor empacho en eliminar a quien sea que se le cruce en el camino si lo considera necesario. En ese sentido, Korak es a Tarzán lo que Venom es a Spider Man: el lado oscuro y salvaje del mismo personaje. Si a eso pensamos que, a diferencia del papi, Korak sí tuvo una educación "civilizada", es impresionante leer los pocos escrúpulos que tiene en eliminar gente.
De hecho a la única persona que quiere en la selva Korak es a Meriem, esclava de un jeque árabe que el muchacho rescató y convirtió en su gustosa compañera de correrías selváticas. Claro que ella es algo más que una simple esclava. Y precisamente los villanos serán aquellos que saben quién es ella en realidad. Después, lo de siempre: habrán coincidencias inexplicables, gente que cree que el oro o la otra están muertos, personajes moralmente ambiguos y no necesariamente buenos o malos (es curioso que nadie se de cuanta que en cada novela de Tarzan hay secundarios que no caen en el bando de los buenos o de los malos automáticamente, lo cual es de agradecer) y muchas peleas con animales y personas, bien sanguinolientas ellas. Y todo por supuesto termina bien…
A esta altura, las cosas no parecen variar demasiado en las historias de Burroughs: el truco del ser querido secuestrado ya se estaba haciendo repetitivo… Esperemos que las cosas cambien porque me voy a aburrir soberanamente si siguen asi...

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